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En más de una ocasión hemos afirmado en este blog que el vehículo eléctrico será una de las claves -en un futuro no muy lejano- en el desarrollo de las Smart Cities: ciudades sostenibles, más limpias y con mayor resiliencia. Pero hay un factor que preocupa a los expertos en este ámbito: ¿qué podemos hacer con las baterías de estos vehículos cuando ya no son útiles?
Tras diez años de uso, estas baterías pierden aproximadamente el 30% de su capacidad, lo que quiere decir que aún conservan un 70% de carga útil, insuficiente para que el vehículo mantenga un rendimiento adecuado, pero demasiado como para almacenarlas y desperdiciar el resto de energía almacenada. Según afirma la empresa automovilística alemana Daimler AG, estas baterías podrían funcionar otros diez años como almacenamiento eléctrico de respaldo. Y aún hay más: si se reciclaran, podrían llegar a doblar su vida útil otra vez.
Por eso ya hay varios investigadores enfrascados en la labor de encontrar usos alternativos a este tipo de baterías. Como los que trabajan en SUNBATT, un proyecto que lideramos junto a SEAT, en colaboración con la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC) y el Centre d’Investigació de Recursos i Consums Energètics (CIRCE).
El proyecto SUNBATT
Este proyecto nació con tres objetivos principales:
- Analizar el comportamiento de baterías en su segunda vida,
- descubrir cómo reutilizarlas
- y abrir nuevos modelos de negocio derivados de esos usos.
Las pruebas se desarrollan en un living lab (un entorno de experimentación basado en el concepto de innovación abierta) instalado en un contenedor de 15 m2, donde se analiza y se mide el comportamiento de cuatro baterías reutilizadas, las cuales se encuentran conectadas a una microgrid (un sistema de generación de electricidad bidireccional). Además el sistema cuenta con tres puntos de carga para vehículos eléctricos, placas solares y conexión a la red de distribución eléctrica.
Jugando con todos estos elementos, se llevan a cabo múltiples experimentos de acuerdo a cómo funcione en ese momento el flujo de energía, y siempre con la idea en mente de conseguir un consumo inteligente. Por ejemplo, si es de día, el sistema tomará la energía almacenada en los paneles solares, pero si es de noche, usará la energía de las baterías aprovechando que el gasto es más barato. Todas estas funciones las ejecuta un optimizador que cuenta con un complejo software, cuyos algoritmos le ayudan a tomar la decisión más inteligente en cada momento.
Una de las conclusiones a las que se ha llegado ya es que estas baterías pueden funcionar fuera del vehículo, en diferentes entornos que nada tienen que ver con el de la automoción. Sus posibilidades de futuro podrían ser muy variadas, desde diversos usos en el ámbito doméstico al almacenamiento de energías renovables, o incluso a llevar electricidad a lugares donde no hay acceso a la red convencional.
Otros proyectos de reutilización de baterías
Existen por todo el mundo otros proyectos similares a SUNBATT, también muy interesantes. Os hablamos sobre dos de ellos:
Daimler AG
El proyecto que ha presentado Daimler consiste en conectar las baterías sobrantes de sus vehículos eléctricos a la red de la ciudad alemana de Lünen. Para ello ha construido la mayor instalación de almacenamiento de baterías recicladas del mundo, con una capacidad inicial de 13 MWh (que equivale a la potencia ofrecida por 361 de sus baterías). Este sistema almacenará la energía renovable generada en la zona y le permitirá devolverla a la red eléctrica en caso de incidencias, averías o problemas derivados de ciertos fenómenos meteorológicos.
Mitsubishi
La multinacional nipona, que también cuenta con un importante negocio de automoción, ha ideado un sistema de recarga de vehículos eléctricos que funciona precisamente con las baterías recicladas de sus Mitsubishi i-MiEV (Mitsubishi innovative Electric Vehicle). El M-tech Labo, que forma parte de la iniciativa japonesa KEIHANNA Eco-City Next-Generation Energy and Social Systems Demonstration Project, es capaz de recargar hasta cinco vehículos eléctricos, y además cuenta con una superficie de paneles fotovoltaicos de 20 kW de los que también se puede obtener energía.
En definitiva, la segunda vida de las baterías es uno de los aspectos más interesantes de la movilidad sostenible basada en la electricidad, y seguramente podremos ver en el futuro muchos más casos de usos útiles derivados del estudio de aquellas.